Así es la nueva marca ciudad de Sevilla, creada por Lugadero
La nueva marca Sevilla propone redescubrir la ciudad desde una perspectiva contemporánea, como una ciudad de ciudades, de historias y experiencias, a través de una comprensión colectiva de la misma, y crear junto a la ciudadanía, sus visitantes y el sector profesional y empresarial una marca que evolucione con la ciudad, con sus políticas urbanas y planificaciones estratégicas. La nueva identidad acompañará a la transformación sostenible de la ciudad en su camino por convertirse en referente medioambiental, social, tecnológico y económico.
Se plantea de este modo, dar inicio al desarrollo colectivo de la marca ciudad que ayude a las personas a comprender el papel de la nueva identidad y, en sucesivas fases, reconocerse en ella, creando entre todos un relato compartido de ciudad. Un proceso de place branding que trata de responder así, a las expectativas, objetivos y públicos, a través de los siguientes conceptos clave:
¿Cuántas Sevillas hay?
Para una marca que aspira a proyectar Sevilla hacia el futuro, resulta fundamental conocer y reconocer su idiosincrasia, sus sevillanías. Esas innumerables Sevillas que conviven en una ciudad viva y compartida, capaces de potenciar la convivencia con el visitante, apoyándose en valores como la solidaridad y la sostenibilidad. Si bien hay tantas Sevillas como vidas, la nueva marca entiende la ciudad como un laboratorio donde construir una identidad propia y singular dentro del mapa global de ciudades.
Una identidad que invite a descubrir nuevos significados de todo aquello que forma parte de nuestra experiencia de ciudad y a modificar la percepción de una Sevilla cambiante por naturaleza. Se trata, por tanto, de construir nuevos relatos compartidos a partir de los lugares vividos y los no vividos, de descubrir la ciudad a través de imaginación, haciendo desfilar sus tres mil años de historia a través de la nueva marca.
La paradójica ciudad de Sevilla.
Sevilla integra sus contradicciones de un modo tan natural que el resultado es el de una ciudad ágil, inteligente y humana. A partir de sus fascinantes contrastes, se crea una marca memorable, basada en una singular relación entre pasado, presente y futuro, capaz de construir un relato solido que perdure en el tiempo y que mire mas allá del contexto actual. Es esa superación natural de sus históricas dicotomías la que empodera, desde hace generaciones, a la sociedad sevillana y la lleva a crear una cultura urbana única, que evoluciona de la Sevilla dual a la Sevilla poliédrica.
La ciudad de la sombra iluminada.
Existe un singular fenómeno en Sevilla por el que recibe la luz del sol y parece devolverla de nuevo, como un “eco” de luz, por el que la sombra de los edificios sobre la ciudad genera un sorprendente efecto de «sombra iluminada». Sevilla es luz y color, no existe ciudad en el mundo en la que la sombra posea mayor sentido de refugio. Es en esos claroscuros, físicos y simbólicos, donde se posiciona la nueva marca ciudad.
La apuesta por una característica inmaterial que ha estado, está y estará articulando la identidad física y simbólica de Sevilla, hace emerger a través de esta marca la estrecha relación que Sevilla ha mantenido con sus recursos naturales a lo largo de la historia. Así, la característica luz de Sevilla y sus sombras se convierten en elementos gráficos que definen la nueva identidad de la ciudad, con el fin de acompañarla en su aspiración por alinearse a modelos urbanos más sostenibles y afrontar los retos ecológicos globales a los que se enfrenta.
Sevilla es lo que se ve y lo que no se ve.
Si bien la ciudad hereda una cultura y una fisionomía tradicional, su estilo de vida siempre está en constante evolución. La nueva marca está destinada a comunicar por igual aquella Sevilla que se ve y la que no se ve, a poner en valor el patrimonio de la ciudad, tanto material como inmaterial, a diversificar los puntos de interés para el visitante y la ciudadanía, y a proponer un relato compartido de la ciudad desde una mirada contemporánea. No se trata, por tanto, de dar a conocer solo aquellos lugares e iniciativas por las que Sevilla es ya internacionalmente reconocida, sino de dinamizar la ciudad a través de la puesta en valor de la Sevilla que emprende, que innova, que crea, que investiga, visibilizando el talento de la ciudad en sus múltiples facetas, contribuyendo no sólo a retenerlo sino también a atraer nuevos proyectos.
Así, más allá de los conocidos escenarios de la ciudad, brota la Sevilla del talento y del pensamiento crítico. Una Sevilla capaz de romper equilibrios establecidos y tendencias dominantes, lo que la convierte en un vivero de inquietudes y conocimiento, de enorme proyección internacional, dando lugar constantemente a nuevos escenarios por descubrir.
Muy famosa. Muy desconocida.
Sevilla ha sido una de las ciudades más afamadas y, al mismo tiempo, más misteriosas del mundo. Como en “La Peste”, con quien comparte paradójicos taglines, la aparentemente contradictoria ciudad de Sevilla vive en equilibrio constante entre diferentes dualidades y se propone, a partir de la creación de su nueva marca, revisar y profundizar en las tradiciones, yendo más allá de los tópicos y los estereotipos, y enriquecer su storytelling a través de un mensaje con alta capacidad de impacto y evolución, generando identidad y pertenencia en la ciudadanía, y trabajando en red con otros territorios.
Si bien su pasado posee un peso fundamental en su identidad e idiosincrasia, es en el terreno de las tradiciones, las costumbres, los ritos y el folclore, donde nace la vanguardia en Sevilla. Se trata por tanto de investigar y dar a conocer una realidad más compleja, llena de matices y riqueza, que se superpone capa tras capa. Se propone así un sistema verbal desde un enfoque integrador, una nueva identidad llamada a convertirse en el elemento unificador compartido por personas y entidades diversas, de ámbitos y procedencias diferentes.
SISTEMA VISUAL
El sistema visual propuesto para Sevilla nace de una de las características inmateriales más reconocibles de la ciudad, su luz. Las variaciones que la luz ofrece dependiendo de las horas, los días y las estaciones del año, así como las superficies sobre las que se encuentre, serán de este modo utilizadas como elementos gráficos reconocibles.
Sevilla. 21 de junio. 14:00h.
Con un promedio anual de más de 300 días de sol y 2.898 horas de luz, Sevilla es una de las ciudades más radiantes de Europa. Esto influye no sólo en un mayor aprovechamiento de las horas del día sino también en el bienestar y en la construcción histórica del propio carácter de sus habitantes.
Cada año, cada 21 de junio a las 14:00 horas, cada solsticio de verano, el sol se sitúa en su máxima altura e incide en el mismo ángulo, a 76 grados para ser exactos, dando lugar al incomparable espectáculo de las sombras en la ciudad de Sevilla. Esta realidad, que ya era conocida por Eratóstenes de Cirene, quien en el siglo III a.C., midiendo la sombra que proyectaba, ese día y a esa hora, un obelisco en Alejandría (a 800 km al norte del trópico), calculó, con extraordinaria precisión, el diámetro de la Tierra, nos ofrece hoy un nuevo argumento para interpretar cómo el sol incide en las arquitecturas de la ciudad de Sevilla de manera tan única que convierte su sombra en el origen del sistema gráfico propuesto para la nueva marca ciudad.
Logotipo
La proyección diagonal y el tipo de letra de bloque grotesco de Sevilla representan la originalidad de la ciudad, donde la luz, que siempre ha acompañado a la ciudad, coexiste hoy con la cultura de vanguardia. La tradición se expresa en la luz y las sombras, mientras que la nueva Sevilla se extiende hacia adelante para expresar el futuro innovador. Una Sevilla que, influida por su luz, y la proyección de sombra que ella genera, forma intuitivamente una imagen de aquella ciudad que se ve, pero también la que no se muestra. De este modo, el isologo se conforma a partir del logotipo Sevilla en fuente Klarheit Grotesk, variable Extrabold, cuya sombra, a modo de isotipo, a 76 grados se refleja parcialmente, letra a letra, a excepción del punto final, grafiado como circunferencia, cuya sombra se transforma en un rombo, un guiño a las contradicciones y las paradojas que conviven en la ciudad.
Cromatismos y sistema gráfico
La paleta de color de Sevilla se basa en los colores que se pueden reconocer en los diferentes cielos de la ciudad, atendiendo a las épocas del año y las horas del día, dando lugar a gamas cromáticas relacionadas con el amanecer, el atardecer y el anochecer, así como con el invierno, la primavera, el verano y el otoño.
Parte esencial de la identidad visual son los 76 grados, que actúan como elemento gráfico y que se inspiran en la inclinación máxima del sol y la sombra proyectada en la ciudad de Sevilla cada solsticio de verano. Los grados expresan el concepto general de la marca, aportando un elemento visual añadido a la identidad mediante las diagonales, mostrando u ocultando información según las estrategias de cada aplicación.
Sobre Lugadero
Lugadero nace en 2010 a partir de la colaboración de profesionales relacionados con la comunicación, el diseño, el urbanismo, la arquitectura y la gestión cultural, desarrollándose como una oficina transdisciplinar desde sus inicios. Con sedes en Sevilla y Londres, la gestión de la identidad se encuentra en el centro de sus procesos creativos, siendo la interacción social lo que les permite empoderar comunidades en aquellos proyectos en los que trabajan. Lugadero participa actualmente en diferentes proyectos de diversa índole y escala, tanto a nivel local, nacional e internacional, formando parte de la red Place Alliance, de profesionales del placemaking en Reino Unido y, como promotores, de la comunidad internacional CivicWise de diseño colaborativo.
Más info en su página web.