La nostalgia ya no es una emoción. Es una paleta de colores.
Hay algo curioso pasando en el diseño: cuanto más futurista se vuelve el mundo, más queremos que nuestras gráficas parezcan sacadas de un VHS del 87. ¿Paradoja? Puede ser. ¿Tendencia? Sin duda.
Porque seamos sinceros: el pasado se ve increíble en alta resolución.
Verena Michelitsch reinterpreta el diseño retro en Gossamer Vol. 8: Space, fusionando elementos nostálgicos con una estética contemporánea para explorar el concepto de espacio desde una perspectiva visual innovadora.
Diseñadores, ilustradoras, creativos de todo tipo están desempolvando estéticas que parecían olvidadas: tipografías ochenteras con brillo de neón, texturas granuladas de fanzine fotocopiado, colorines saturados al estilo pop-art, composiciones que parecen recién salidos de una revista vintage… y lo mejor es que no es copia, es reinterpretación.
Esto no va de “todo tiempo pasado fue mejor”. Va de que lo retro tiene códigos tan fuertes que, al traerlos al presente, se cargan de ironía, de intención, de juego. Y eso, si sabes usarlo, es puro poder visual.
La nostalgia ya no es solo un sentimiento. Es un recurso gráfico.
¿Pixel art? Revival.
¿Motion noventero? Revival.
¿Logos con textura de cassette y paletas tipo chicle de Tutti Frutti? Sí, sí, revival.
Y lo interesante es que no se trata de quedarse en el guiño visual. Se trata de usar lo viejo para decir algo nuevo. Para conectar con la emoción desde otro lugar. Para que alguien vea tu diseño y diga:
“Esto me suena. Me gusta. No sé por qué… pero me gusta.”
Diseño retro que no copia: reinterpreta. Jessica Walsh mezcla psicodelia, color y nostalgia con una mirada absolutamente actual.
¿Será que diseñar con nostalgia es diseñar con memoria? ¿Será que lo retro nos reconecta con lo analógico en este mundo que cada vez nos quiere más planos y más rápidos?
Sea como sea, aquí estamos: diseñando el futuro… con tipografía de videoclub.
Y francamente, nos encanta.