Exposición «No hay futuro si se pierde el encanto / Patrimonio Gráfico Sevillano»

Todavía estáis a tiempo de visitar la exposición de Sevilla Tipo y Aphantastic Letters «No hay futuro cuando se pierde el encanto», una muestra que se inauguró el pasado jueves 10 de octubre y estará disponible hasta el 3 de noviembre en LAB Sevilla. La exposición recoge algunos de esos rótulos, rescatados del olvido para reflexionar sobre el futuro de nuestros barrios, así como otros formatos tradicionales: bolsas, papeles de envolver, comanderos y anuncios.

En los últimos años, y de manera cada vez más vertiginosa, la vida comercial de Sevilla está sufriendo una transformación. El pequeño comercio desaparece para ser sustituido por franquicias o negocios pensados para el turismo. Con cada tienda o bar que cierra muere una forma de convivencia y muta el paisaje de la ciudad, al desaparecer también sus luminososos y carteles.

Verano de 2018. El rótulo de Calzados Catedral, referente local en zapatos infantiles, desapareció de su fachada de la Avenida de la Constitución tras muchísimos años. La ordenanza de publicidad urbana del entorno de la avenida obligaba a la retirada de los rótulos, su adecuación a la normativa y la homogeneización de la estética de la calle. Ninguna de las tiendas de souvenirs, bares franquiciados o negocios relámpago de la avenida se inmutaron: sus fachadas ya venían homogeneizadas de casa.

Esto que puede parecer un caso aislado es algo que se repite a menudo y cada vez a mayor velocidad. La transformación de la ciudad en los últimos quince años hace que la Sevilla que conocemos se esté diluyendo en una avalancha de cafés y tiendas destinados a un público que viene para unos pocos días. El pequeño comercio, que ocupaba los bajos y daba vidilla a la calle, está casi desaparecido. Y con ello, la riqueza gráfica que otorgaba la libertad de elegir cómo presentarse: qué tipografía, qué color, qué texto o qué ilustración elegir para tu negocio. La decisión requería de cierto mimo porque era el rótulo que iba a estar en la calle los próximos veinte o treinta años, hasta que el vidrio o el plástico aguantasen, hubiese que cambiar el neón o el negocio pasase a manos de la siguiente generación.

Toda una invitación para hablar y reflexionar sobre la tipografía, la estética, el feísmo, la imagen de la ciudad o el paisaje de la calle y qué ocurre cuando todas estas capas tienden a solaparse y uniformarse. El equipo que impulsa el proyecto, de la mano del diseñador Ricardo Barquín Molero, aborda el tema como una cuestión de patrimonio en minúsculas: gráfico, en primer lugar, porque esa heterogeneidad –el encanto– de los rótulos interesa; urbano, por la afección que tienen tanto los rótulos como el pequeño comercio en la forma en la que habitamos la ciudad; y humano, por la cantidad de historias personales que vinculan a los sevillanos con estos lugares.

Aunque este libro –y la exposición a la que acompaña– pueda parecer una elegía por todos esos rótulos perdidos, nada más lejos de la realidad: es una llamada a mirar la ciudad con ojos nuevos, a apreciar lo que a priori parece feo, viejo o no-instagrameable. No es un cementerio de comercios desaparecidos ni un ejercicio de nostalgia vacío o irónico, es una llamada a reconquistar un presente impersonal y uniforme desde un pasado colorido y diverso que nos pertenece.

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